Oración por Cambio de Corazón
(Rezar delante de una cruz)
Pon Santa Madre admirable, tu Corazón Inmaculado en el lugar de mi corazón manchado, para que el Espíritu Santo obre en mí y tu Hijo Jesucristo crezca en mí. Accede a mis ruegos, Oh Virgen fiel y mediadora de todas las gracias.
Pon, Señor mío, tu Divino Corazón herido en el lugar de mi corazón pecador, para que el Espíritu Santo, pueda obrar en mí, haciendo crecer tu vida en mí. Accede Señor mío a mis ruegos para que Tú reines pronto sobre el mundo como Rey de la paz.
Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, maestra de los maestros, llena mi corazón con la sabiduría en el servicio de tu Hijo Jesucristo, Salvador y Redentor. Inflámame con la doctrina auténtica, enseñada por la Iglesia y fortaléceme siempre y en todos los lugares para dar testimonio de la misma. Se Tú mi Madre y Maestra. Como un niño corro y vengo a Tí para leer las páginas más bellas de tu Corazón. Sé Tú mi magisterio, que me oriente y conduzca a tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo (Rezar 3 Avemarías). Mi alma se llena de esplendor celestial, si Tú la tocas, Santísima Virgen María; mantén apartadas de mí todas las tentaciones y líbrame de todo el mal, que aún se encuentra en el fondo de mi alma. Déjame respirar la atmósfera de la pureza, bondad y virtud; ayúdame a despreciar los placeres del mundo, para pasar todo el día según los anhelos de tu purísimo Corazón (Rezar 1 Avemaría).
Señor Jesucristo derrama sobre nosotros las lenguas del fuego del Espíritu Santo, particularmente sobre los obispos, sacerdotes y consagrados a Tí y así mismo sobre nuestros hermanos. Concede a todos los pueblos la gracia del retorno a Tí y a tus mandamientos. Sálvanos a todos de las embestidas de tu adversario Satanás, del poder y violencia de las tinieblas. Todo eso se haga según tu Voluntad, viniendo en nuestro socorro por la intercesión y conducción de tu Santísima Madre.
Eterno Padre yo te ofrezco la Sangre Preciosísima de tu Hijo Jesucristo y las lágrimas y sangre de la Madre de Jesús por la conversión de cuantos viven en el pecado mortal; ofrecemos tantas veces la Sangre de tu Hijo y las lágrimas de sangre de la Madre de Jesús, cuantas veces se ofende a tu Majestad infinita, en unión con todos los hombres que todavía rezan, para poder aumentar el poder de la oración.
¡Oh! Señor Jesucristo, Padre bondadosísimo, por el gozo que sintió tu Santísima Madre, al aparecerse Jesús a ella en lanoche de tu gloriosa Resurrección, ilumíname con los dones del Espíritu Santo, para que todos seamos dignos de cumplir tu Santa Voluntad en todos los momentos de nuestra vida hasta la muerte. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en la unidad del Espíritu Santo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
(Indulgencia de 80 años cada vez que se reza esta oración)
Pon Santa Madre admirable, tu Corazón Inmaculado en el lugar de mi corazón manchado, para que el Espíritu Santo obre en mí y tu Hijo Jesucristo crezca en mí. Accede a mis ruegos, Oh Virgen fiel y mediadora de todas las gracias.
Pon, Señor mío, tu Divino Corazón herido en el lugar de mi corazón pecador, para que el Espíritu Santo, pueda obrar en mí, haciendo crecer tu vida en mí. Accede Señor mío a mis ruegos para que Tú reines pronto sobre el mundo como Rey de la paz.
Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, maestra de los maestros, llena mi corazón con la sabiduría en el servicio de tu Hijo Jesucristo, Salvador y Redentor. Inflámame con la doctrina auténtica, enseñada por la Iglesia y fortaléceme siempre y en todos los lugares para dar testimonio de la misma. Se Tú mi Madre y Maestra. Como un niño corro y vengo a Tí para leer las páginas más bellas de tu Corazón. Sé Tú mi magisterio, que me oriente y conduzca a tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo (Rezar 3 Avemarías). Mi alma se llena de esplendor celestial, si Tú la tocas, Santísima Virgen María; mantén apartadas de mí todas las tentaciones y líbrame de todo el mal, que aún se encuentra en el fondo de mi alma. Déjame respirar la atmósfera de la pureza, bondad y virtud; ayúdame a despreciar los placeres del mundo, para pasar todo el día según los anhelos de tu purísimo Corazón (Rezar 1 Avemaría).
Señor Jesucristo derrama sobre nosotros las lenguas del fuego del Espíritu Santo, particularmente sobre los obispos, sacerdotes y consagrados a Tí y así mismo sobre nuestros hermanos. Concede a todos los pueblos la gracia del retorno a Tí y a tus mandamientos. Sálvanos a todos de las embestidas de tu adversario Satanás, del poder y violencia de las tinieblas. Todo eso se haga según tu Voluntad, viniendo en nuestro socorro por la intercesión y conducción de tu Santísima Madre.
Eterno Padre yo te ofrezco la Sangre Preciosísima de tu Hijo Jesucristo y las lágrimas y sangre de la Madre de Jesús por la conversión de cuantos viven en el pecado mortal; ofrecemos tantas veces la Sangre de tu Hijo y las lágrimas de sangre de la Madre de Jesús, cuantas veces se ofende a tu Majestad infinita, en unión con todos los hombres que todavía rezan, para poder aumentar el poder de la oración.
¡Oh! Señor Jesucristo, Padre bondadosísimo, por el gozo que sintió tu Santísima Madre, al aparecerse Jesús a ella en lanoche de tu gloriosa Resurrección, ilumíname con los dones del Espíritu Santo, para que todos seamos dignos de cumplir tu Santa Voluntad en todos los momentos de nuestra vida hasta la muerte. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en la unidad del Espíritu Santo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
(Indulgencia de 80 años cada vez que se reza esta oración)